Ataque en EEUU: una pelicula candidata al oscar a la que le cambiaron el final
Inés Arcia
Después de muchos años de habernos acostumbrado a ver por televisión el horror de la muerte de civiles inocentes en todo el globo, y habiendo hecho zapping tantas veces a la hora de las noticias, pasando de los bombardeos de Panamá, a los de Irak; del bombardeo al palacio de gobierno en Santiago de Chile, a las represalias del ejercito israelí por los ataques de terroristas con piedras y la explosión de algún muchacho-palestino-bomba; de habernos olvidado completamente de las bombas atómicas lanzadas en Japón, y de apenas tener información fiable sobre lo que ha pasado y pasa en Colombia y Ecuador, en Perú y Argentina , en Irlanda y el País Vasco, en países de Africa, Asia y Europa del Este, de repente hoy los muertos civiles inocentes víctimas del terrorismo global, son otros. Por una vez y para que no sirva de precedente, los cadáveres los han puesto los Estados Unidos.
Uno pensaría que esto no debería sorprender a nadie. ¿Un acto de terrorismo más? La verdad es que puestos a ver actos terroristas por televisión, lo justo sería alimentar el morbo y el patrioterismo de los telespectadores de la aldea global con un resumen variado de todos los actos terroristas que tienen lugar todos los días en algún lugar del planeta. Pero como el terrorismo es sólo válido dependiendo de quien lo utilice y a qué fines responda, el terrorismo cotidiano que vienen realizando los Estados Unidos sobre los distintos pueblos del mundo apenas merece ser noticia en nuestros medios de comunicación. En cambio, el derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, que llevamos días y días viéndo una y otra vez, leyéndo en todos los medios como si fuera el primer y último suceso de la historia del mundo. ¿Será que un civil inocente norteamericano vale por 10 del resto del mundo?
Algunos de los artículos publicados por el periodismo especializado no tienen desperdicio. Por ejemplo, en El Mundo, se publicó el pasado viernes 14 de septiembre un artículo del escritor italiano Claudio Magris, quien explica la incredulidad y el horror que le produjeron los hechos de New York y Washington dado que nuestra vida ha cambiado. Y aclara: Lo que esta cambiando en estos momentos no es, en cierto sentido, la vida del mundo, sino la vida de nuestro mundo. Para los miles de millones de hambrientos, oprimidos y desfavorecidos de Africa, Latinoamérica y Asia, no cambiará nada. Que alivio sienten algunos...
Otro artículo del mismo periódico que tampoco tiene desperdicio es el firmado por Gary Hart. ¿Se acuerdan de él? Un senador rubito, con cara de no haber roto nunca un plato, que no pudo ser candidato a presidente de los Estados Unidos por estar liado con su secretaria. Tema serio este, pero lo dejamos para otra oportunidad. Este señor escribe...El estado de animo en América tras este ataque se aproxima bastante al de una furia helada. Está claro que los culpables no leyeron la historia de los acontecimientos tras Pearl Harbor, o más probablemente no les importó. Pero los americanos pueden ser bastante aterradores cuando se les provoca. ... En el Oeste tuvimos un problema con los ladrones de ganado en el siglo XIX. Procedimos entonces de forma muy parecida a la que haremos ahora. Les daremos a estos terroristas un juicio justo... y después los ahorcaremos. Dios guarde a la secretaria con la que estaba liado...
Como en toda película yankee, aquí hay un malo y un bueno. El malo parece que es Bin Laden, un ex-bueno millonario saudí , que como tantos otros ex-buenos (Noriega, Sadam Hussein, Montesinos, los militares latinoamericanos como Videla, Masera, Banzer...), fue entrenado por la CIA para luchar en Afganistán contra los soviéticos, que permitían a las mujeres andar por la calle sin el burka y trabajar, entre otras malas costumbres. Este señor de repente se hizo malo, malo, y por lo que nos cuentan organizó la matanza de muchos civiles inocentes que vivían en Estados Unidos. Este señor parece que no sabía que sólo está permitido matar a civiles inocentes en todos los países del mundo menos... en Estados Unidos. Más aún, si los civiles se matan utilizando la tecnología punta y los asesinos son estados respetables, esos no se llaman víctimas inocentes del terrorismo, sino daños colaterales. Este Bin Laden no se entera.
En cuanto al bueno... no me explico donde estaban Bruce Willis, Stallone y Mel Gibson cuando los malos secuestraron los aviones y se cargaron los rascacielos y el pentágono. Los civiles inocentes norteamericanos, a quienes les gusta tanto mirar películas catastrofistas en las que los buenos siempre se salvan y se llevan a la más guapa, resulta que por una vez pusieron los cadáveres mutilados, mientras sus salvadores estaban no se sabe muy bien dónde... ¿jugando al golf, tal vez?
Pero bueno, para tranquilidad del mundo occidental y cristiano, esto no volverá a repetirse. Ya los líderes de nuestros pobres pueblos bombardeados un día sí y otro también, de nuestros civiles inocentes torturados y desaparecidos en los campos de concentración latinoamericanos, africanos, árabes o asiáticos, se han apresurado a condenar el acto terrorista y ha jurar que ellos no han sido. Ellos no tienen nada que ver con el terrorismo que aterroriza a los terroristas norteamericanos.
Sin ir más lejos, Arafat se apresuró a donar sangre, por si acaso. Si cree que por eso van a dejar de bombardear Palestina, va listo. Todos los otros, Putin, Blair, Aznar, Zapatero, Solana, Llamazares, todos dicen Yo no fui, ni lo seré. No sólo lamento, también condeno. Abajo el terrorismo, vivan los daños colaterales. Todos unidos contra el malo en solidaridad con el bueno. ¿No será que esto que estamos viendo en la tele es un spaguetti western candidato al Oscar?
Tenemos todos un miedo de que bajen las acciones de la bolsa... Y las aseguradoras... A ver, ¿cómo van a hacer las aseguradoras para pagar las indemnizaciones? Tranquilidad, señores. Si es necesario el estado se hará cargo. Faltaba más. ¿A ver si el estado va a estar para pagar la sanidad, la enseñanza, las pensiones, a crear trabajo? ¿En que mundo vivimos?
En fin, que quieren que les diga, yo soy una antigua que está harta de ver estos días una y otra vez por la tele la versión real de El coloso en llamas. Me niego a ver películas repetidas y menos aún si me cambian el final. Así no vale.
(Enviado especial para La Haine)
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